- El Sindicato de Maestros con Participación Comunitaria (SIMEDUCO), denunció que más de 1.200 maestros han solicitado traslado de los centros educativos donde laboran debido a que han recibido amenazas de muerte y están siendo extorsionados por grupos pandilleriles.
Cifras de la Policía Nacional Civil (PNC) registran para 2013, 28 asesinatos de estudiantes y cuatro maestros.
Francisco Zelada, secretario general de SIMEDUCO dijo que, de las 5.100 escuelas que existen en la nación salvadoreña, “no hay una que no sufra del flagelo de la extorsión”.
El agremiado asegura que “no hay maestro que no sea extorsionado en el país”. Entre 30 a 50 dólares mensuales son las sumas que las pandillas piden a los educadores. En épocas de festividad, esa cifra puede ascender a 200 o 300 dólares.
Muchos de los niños que asisten a las escuelas son hijos de pandilleros, hecho que potencia la intimidación hacia los educadores cuando estos se resisten a regalarles notas a hijos de pandillas o por impedir que se cometan ilícitos en las aulas como venta de droga o reclutamiento de menores.
Lo que más preocupa a los maestros es que las juntas de padres de familia que tienen conocimiento del pago que recibe cada educador, filtre la información salarial a los pandilleros y que sea utilizada para chantajearlos.
Los profesores aseguran que no hay excusas que valgan para evitar dar la renta a las pandillas del sector, sin que sean amenazados de inmediato, informó Zelada.
La situación de inseguridad en los centros educativos salvadoreños es una problemática que cada día afecta al país. Los educadores manifiestan que buscan el apoyo de las instituciones de seguridad para desarrollar su labor en un ambiente de tranquilidad.
Ante las amenazas y extorsiones de las que los educadores son objeto, SIMEDUCO ha solicitado a los diputados salvadoreños que aprueben un decreto que autorice el traslado de los maestros que han sido amenazados a muerte o que son extorsionados, siempre y cuando sean razones bien justificadas.
“Ya se envió la propuesta para garantizar la vida de los maestros y el derecho al trabajo. Además para revivir el principio humanitario de la clase de maestros”, explicó Zelada.
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